Noticias Rugby · 09 de junio de 2017

CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD

Juan Manuel Queirolo, Head Coach de Old Resian, reflexiona sobre la realidad que atraviesa el club, el margen de mejora de cara al futuro y la necesidad de permanecer unidos.

POR JUAN MANUEL QUEIROLO (HEAD COACH DE OLD RESIAN):

Crecimiento y consistencia

La realidad del club en estos últimos años ha sido entusiasmante. Desde la llegada del ‘Ratón’ Serri, hombre de rugby y de gran experiencia en el plano local -quizá no aprovechado al máximo a nivel regional y nacional- hemos logrado direccionarnos hacia un horizonte impensado décadas atrás.

Con su entusiasmo, sabiduría, experiencia, y sobre todo con su carisma y humildad, pudimos enfocarnos en su visión: lograr construir un verdadero club de rugby. Un club que respire y hable de rugby, como lo son Jockey, GER o Duendes, que han logrado esta visión hace mucho tiempo y la han mantenido exitosamente, a través de los años, con resultados competitivos. Podemos, en cuestión de gustos, casarnos con algunos, pero la regularidad de todos estos es innegable.

Creo que el presente de Old Resian, hoy en día, es la suma de todos los esfuerzos de las personas que están adentro y trabajan con pasión para el bien de nuestro club. Algunos tomando decisiones a niveles de dirigencia, logística e infraestructura (Comisión Directiva, Subcomisiones de Rugby y Hockey), y otros participando en la organización como los managers, padres, etc. Por supuesto, sin olvidarme de los preparadores físicos de nivel, subordinados a Mario Franceschini, como así también de los entrenadores que se capacitan día a día y tratan de aprender cada vez más.

Tampoco hay que olvidar que contamos con un bar a plena disposición para cumplir con las voluntades de los socios a toda hora. Además, hay que agradecerle a toda la gente de mantenimiento, administración y seguridad, que hacen la vida de los socios placentera y con necesidades satisfechas en todo momento.

Pero como vale el reconocimiento al ‘Ratón’ y a Guillermo Wade, por la visión de club que estamos construyendo, también vale la pena seguir recordando y agradeciendo a aquellas personas que, en el momento más negro de nuestra historia, a punto de desaparecer, se convirtieron en mosqueteros y lograron pelear y luchar para que eso no sucediera.

Ellos bancaron ese momento con pasión, sacrificio, humildad y determinación para que, pasada la tormenta, esa visión de un club de rugby se pudiera empezar no solamente a construir, sino también a imaginar. La clave fue encaminarse juntos y tratar de desarrollar todo nuestro potencial para construir algo mejor.

Como siempre ocurre, los grandes éxitos son la suma de todas las pequeñas voluntades y capacidades de personas con un mismo fin u objetivo, y no el esfuerzo individual de uno solo. Por eso mismo, gracias a todos estos factores, hemos construido una realidad más inspiradora:

• En infantiles tenemos una cantidad de chicos soñada años atrás, con muchos entrenadores que los forman, no solo en rugby, sino en una cultura de club. A eso se le ha sumado una enseñanza de rugby, que es cada vez mejor.

• En juveniles estamos obteniendo resultados impensados poco tiempo atrás, con un número de jugadores que crece y permite desarrollar entrenamientos de mayor calidad. Estamos realizando, gracias al ‘León’ Farías y los managers, partidos en M1 (M15/M16), donde los chicos más nuevos en el rugby, encuentran y suman minutos de juego para equipararse a los que juegan desde hace más tiempo.

Además, hemos empezado una serie de stages de clínica de skills individuales, recuperando algunas etapas perdidas en edades infantiles, que era necesario que los chicos adquirieran. Con la ayuda de algunos entrenadores, estamos acortando tiempos en la mecanización de algunas destrezas básicas para que los juveniles lleguen a una Primera División sin tantas lagunas en determinados aspectos fundamentales para el juego de alto rendimiento.

• Los resultados en Pre Reserva y Reserva, finalizada la primera etapa del 2017, han sido muy buenos gracias a la dedicación de los entrenadores que no dejan de mejorar y le dan el 100% a sus equipos. Y en esto quiero destacar el gran crecimiento que ha tenido el ‘Colo’ Camerlo, coach de la Pre Reserva, que se perfila para ser un gran entrenador, y con proyección de una Primera División en un par de años.

Por otro lado, quiero recalcar la participación que están teniendo los entrenadores en los coachings o cursos que estamos realizando dentro del club.

Desde mi llegada a Rosario, nos estamos enfocando en mejorar la calidad de la enseñanza de entrenadores para poder entrenar mejor a los chicos en cada etapa de formación.  A pesar de que esto exige una gran participación y tiempo de dedicación, la verdad es que hay un gran compromiso de todos los que participan.

Ellos dejan de lado muchas cosas de sus vidas privadas para poder capacitarse, entrenar y, además, preparar los entrenamientos con anticipación, proyección y planificación. Pero como les digo siempre, esto no es un sacrificio o una carga. Si sentimos que dejamos cosas de lado por dedicarnos al rugby, no hay diversión. Esto es una pasión y todo el tiempo que le dediquemos tiene que ser un disfrute, una alegría. Tenemos que tener hambre de querer ser siempre mejores. Porque dentro del deporte, en el mismísimo momento en que uno dice “ya está”, te pasan por encima. Quizá eso es algo que nos pasó en la Primera División, después de un  lindo 2016.

Sin irme del tema, y continuando con la capacitación de entrenadores, los dividimos en tres grandes grupos:

• Un grupo de entrenadores que recién se acercan o vuelven al rugby por sus hijos. Las capacitaciones para éstos se enfocan en dotarlos de las destrezas básicas del juego para edades infantiles (algo que estaba muy flojo antes de mi llegada al club).

• Un segundo grupo de entrenadores que ya tienen experiencias, nunca se alejaron del rugby y se están capacitando en edades juveniles y o infantiles mayores (M13/M14). Mi intención es poder capacitarlos para que logren ser entrenadores de una Primera División competitiva.

Durante años, enfocamos la enseñanza del alto rendimiento (Primera División) en pocas o solo dos bases del juego: calidad y falta de respeto a jugarle de igual a igual a todos los equipos. Pero cuando llegué hablé con los chicos y esa sensación de hacer algunos tries muy lindos, pero terminar perdiendo por mucho, empezó a no satisfacerlos más. Por eso, junto con David Dinolfo y el ‘Mauri’ Gorostiaga, tuvimos que enfocarnos en otras bases del juego muy importantes para lograr satisfacer esa necesidad que tenían los chicos. Ellos creían internamente de que podían jugar y ser competitivos con los mejores equipos del Litoral.

• El tercer grupo quizá sea solo una ilusión, más que una parte de mi proyecto. Es decir, está pensado, pero espero y deseo lograrlo. Básicamente, este tercer grupo de entrenadores se refiere a todos los que ya han tenido experiencias en el Plantel Superior, como ‘Mauri’, ‘Pelón’, ‘Ratón’, ‘Lequi’ Castellanos, ‘Seba’ Etchart,  David, etc... El objetivo es convertir a estos grandes entrenadores en los pensadores de los planes de juego para el futuro.

Debemos enfocarnos en hacia dónde va la modernización del rugby y, entre todos, conversar e intercambiar ideas de cómo lograr mantenernos en el alto nivel, siendo pioneros en sistemas de juego y entrenamientos, y capacitando a los entrenadores jóvenes. Así, podremos garantizarnos una competitividad y continuidad sostenida en el tiempo, además de crear una identidad y legado del juego.

Simplemente, una mesa de sabios del club. Es absolutamente necesario lograr esto para no cometer los errores del pasado. Para ser mejores, necesitamos evitar los cambios e inicios desde cero y sumar evoluciones a lo que ya hemos logrado o establecido.

Por ejemplo, el ‘Ratón’ llegó hace varios años, nos dio una idea de juego y visión del club. Antes hubo otros. Pero siempre tendemos a cambiar y no a sumar evoluciones. Hay que tomar lo bueno de lo anterior y agregar nuevos conceptos, ideas e identidades que vayan van superponiendo ladrillitos para construir una casa estable, sólida, que respete nuestra identidad de juego lindo y gustoso.

De la otra manera, corremos el riesgo de que se vayan las personas con ideas y que se caiga todo lo que dejaron, para empezar una nueva etapa. En realidad, eso hace que siempre estemos empezando procesos nuevos, que terminan en la primera etapa y no tienen evoluciones mantenidas en el tiempo.

Es un gran desfío, pero estoy convencido, y espero convencer, que éste es el camino...

El problema es que si nuestros “sabios” se alejan del rugby y toman una posición de hinchas o critican lo que se hace, en vez de charlar en una mesa y construir ideas para mejorar las ya exitosamente establecidas, se nos hará dificil mantenernos en la competitividad y darnos una identidad de club que nos apasione.

La Primera, párrafo aparte

El 2016 fue increíble. Para quien no sabe leer el real potencial de estos 20/30 jugadores, les digo que ha sido impresionante. Más allá de que quizá los resultados hayan sido por encima de nuestra real proyección, nos ha planteado un gran desafío o dilema: ¿Cómo hacer que esto se mantenga en el tiempo?

En los clubes con chapa, historia y sobre todo con triunfos mantenidos en el tiempo, probablemente sea más fácil lograr clasificaciones a la Zona Campeonato. Sus camisetas, mística e historia entre los más grandes del TRL, y justa benevolencia de los árbitros,  les garantiza regularidad y la posibilidad de afrontar partidos con recambio de jugadores, sin tener mayores problemas.

A nosotros, esa chapa o jerarquía, todavía nos queda grande. Si vemos nuestra historia, en los últimos 10 años hemos jugado más en el ascenso que en Primera División y, queramos o no queramos verlo, es una realidad objetiva. No tenemos que correr el riesgo de que, por una vez que hayamos jugado una final, seamos un equipo que obligatoriamente tenga que estar ahí.

Como digo siempre, nosotros somos un club joven, naif, inexperto, que si trabaja con humildad, pasión, sacrificio, esfuerzo y diversión, puede ser competitivo. Quizá siendo competitivos durante varios años logremos ganarnos esa chapa que nos permitirá sostenernos en el tiempo y conseguir ganar algunos partidos sólo con la camiseta, como se suele decir en estos casos.

Terminada la primera etapa del Nacional de Clubes, podemos llevarnos una sensación positiva. Logramos ganar un partido. El primero, en el debut.  Aún tenemos la chance de pelear por la plaza contra Duendes, en la que podemos enfocarla como la gran revancha de la final del 2016.

Hemos logrado clasificarnos entre los diez mejores de la región, algo que nos costó muchísimo. Esto va en relación a lo que hablábamos anteriormente, porque todavía no tenemos esa chapa que nos garantice meternos fácilmente como los clubes grandes.

En este ínterin hemos sufrido muchas lesiones, varias que no nos esperábamos. Eso habla de nuestra inexperiencia y realidad competitiva, de lo que muchos nos advirtieron. Lo han sufrido otros clubes como Universitario y GER, en años anteriores.

Como conclusión, la Primera todavía sufre las clasificaciones. Es normal. Todavía tenemos dificultades para jugar contra equipos que basan su juego en el uso del pie, que juegan sólo continuados, pick and go, y que cada vez que abren la pelota al 10, es para jugar territorio. No proponen un juego dinámico y, por sobre todas las cosas, hacen las canchas angostas.

Y atención, esto no es una crítica. Quizá a mí no me guste, pero cada uno juega como le parece, puede o le gusta. Por el contrario, me refiero a la dificultad que tenemos nosotros, con otra propuesta, de poder ganar esos partidos con más margen, sin tanto sufrimiento y logrando imponer nuestro rugby. Algo que sí pueden hacer Jockey, GER, Duendes o CRAI, por citar ejemplos de clubes que, al tener esa chapa, historia y camiseta, logran controlar esos momentos sin demasiadas dificultades. Chapeau a ellos. ¡Lo hacen bien!

Para terminar, nuestro presente es idóneo, pero todavía hay mucho que mejorar, afianzar, disfrutar y también que sufrir. Tenemos mucho margen de mejora, y seguramente sea el miedo de los otros clubes. Que lleguemos a nuestro techo… Hay que aprovecharlo, con humildad, sacrificio, diversión, capacidad y manteniéndonos unidos. Siempre.

Si algunos pocos mosqueteros la bancaron y nos dieron un futuro que hoy no estaría sin ellos; si hay continuidad en las decisiones positivas de dirigentes, comisiones y subcomisiones; si se mantiene el grado de entusiasmo para laburar de managers, padres y madres; si los preparadores físicos y entrenadores mejoramos nuestra capacidad de enseñanza y formación de jugadores; si los chicos se siguen sumando año tras año; si todos los que somos parte de Old Resian seguimos unidos, sin egoísmos o egocentrismos, compartiendo las mismas mesas a pesar de no estar de acuerdo en lo fino; y si seguimos siendo humildes y sin olvidarnos de nuestro pasado, ese margen lo vamos a colmar y nos vamos a convertir en lo que muchos temen... ¡¡¡UN VERDADERO CLUB GRANDE DE RUGBY!!!

* El texto fue escrito exclusivamente para la comunidad del Old Resian Club. Prohibida su reproducción en otros portales digitales.

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