Noticias Rugby · 15 de febrero de 2017

"HAY COSAS POR MEJORAR"

Juan Manuel Queirolo, Head Coach de Old Resian, habló de todo: la sensación amarga de la final, la planificación del 2017, el margen de crecimiento, el Nacional de Clubes y más.

¿Cómo estás? ¿Te ayudaron las vacaciones a tomar conciencia de lo que pasó el año pasado?

Muy bien. Las vacaciones me ayudaron, pero fueron sensaciones encontradas. Por un lado, vivimos el hecho de que el club juegue la final por primera vez, algo que nunca lo tuvimos en órbita. Quizá era más un sueño o una ilusión que una meta. Sin embargo, estuvimos muy cerca y más allá de que no ganamos, me quedó una sensación muy amarga porque no jugamos bien y no pudimos cumplir con todo lo que nos había llevado hasta ahí. A pesar de que lo hablamos, lo vimos en video y lo planteamos, no sabemos por qué no pudimos hacer que los chicos cumplan con eso. Nunca es culpa de los jugadores, sino de los que transmiten. No supimos cómo hacer para que lo hagan. Jugaron demasiado libres.

De todas formas, fue un partido extraño…

Creo que no fue una final. Duendes en el primer tiempo se encontró desubicado. Ellos, que están acostumbrados a jugar finales, han sido siempre muy estructurados y metódicos. Para nosotros era la primera vez y teníamos la excusa de no saber jugar. Más allá de eso, fue un lindo partido. Fue un espectáculo, pero era más lindo un partido así en la fase regular que en una final. Erramos muchos tackles, no estuvimos bien en el sistema de defensa. Ellos estaban al tope. Después del año que tuvieron, llegaron al techo en la final. Nosotros el techo máximo lo dimos antes y no en la final. Esa es la sensación amarga.

¿Cómo se hace para renovar el compromiso de los jugadores y hacerles entender que todavía tienen más para dar? ¿Es el gran desafío para este 2017?

Seguramente sí. En el profesionalismo o en el amateurismo, los equipos que han sido competitivos y campeones siempre han dejado cosas de lado. Nosotros no estamos acostumbrados porque nunca lo vivimos. En mi etapa amateur, cuando jugaba acá, hace 15 o 20 años, si hablabas con los jugadores de Duendes, Jockey o GER, que eran los que peleaban el campeonato, vivían como los chicos nuestros hoy. En el club nunca se vivió así. Llegar ahí arriba primero requiere un potencial. Eso no lo sabés hasta que no te exponés al máximo esfuerzo. Los chicos se dieron cuenta que para estar ahí tenían que hacer más de lo que hacían los otros equipos. De lunes a viernes convivían en el club: reuniones individuales, sesiones de video extra. Hemos estado de lunes a viernes todos juntos. Al fin y al cabo, cuando tenés la predisposición de los jugadores y estás todo el tiempo cerca, se crea lo que los chicos llamaban mística. Yo, en cambio, lo llamaba espíritu. Un espíritu que hizo al grupo y al equipo. Es una energía que emana cada uno y, cuando se complementa entre todos, si te da y tenés la calidad de jugadores, podes aspirar a tener competitividad.

Cuando llegué acá, en agosto del 2015, una de las primeras cosas que les dije fue: “Ustedes tienen el potencial para jugar al mejor nivel y ser competitivos en Rosario”. El tratar de llegar a ese máximo rendimiento iba a requerir que lo crean y, después, tener que esforzarse muchísimo más. Los chicos lo hicieron. En aquel momento, muchos sentían por dentro que estaban para más, que podían competir con Uni, CRAI, Jockey, GER y Duendes, pero no lo podían materializar en la cancha. Ahí hay que destacar el empeño que le pusieron y el hecho de empezar a trabajar algunas cosas que, quizá al no estar en ese nivel, se nos escapaban en la visión periférica de lo que hace a un equipo competitivo: el ruck, el line, la defensa, el jugar dinámico pero elegir cuándo y cómo o ser más punzantes cuando tenés al rival para el knock out.

No es fácil de conseguirlo…

Para nada, menos con estos desaforados que les gusta jugar de todos lados (risas). Están locos. A mí me encanta porque prefiero agarrar un equipo así y tratar de darle un orden que agarrar a alguien que ya viene estructurado y no le vas a poder enseñar nunca a jugar al rugby.

¿Qué vamos a ver de nuevo en el juego de Old Resian?

Espero que se logre ver. Yo parto de una base. Así como cuando volví dije que acá había potencial para ser competitivos, en este momento te digo, aunque pueda sonar un poco soberbio, que Old Resian es el equipo con más margen de mejora. Duendes está a un tope. Hace ocho años que gana y tiene consolidadas varias bases del juego. CRAI lo mismo. Gimnasia quizá sea un poco como nosotros. Su rugby es muy arriesgado, por así decirlo. Es un rugby lindo. Ellos leen la situación. Si pueden atacarte desde las 22 lo hacen, cuando hay otros equipos que por ahí son más estructurados y prefieren ganar territorio sin arriesgar esa pelota.

¿Por qué el club todavía tiene un gran margen de mejora?

Porque hay muchas cosas por mejorar en el line, en la defensa y en el sistema de juego, que dependen mucho de las destrezas individuales de los jugadores. Todavía no lo tenemos mecanizado o aceitado. Recién llevamos un año de trabajo y es un sistema muy ambicioso. No sé en cuánto tiempo lo vamos a poder lograr porque son procesos. No puedo ser tan estricto tampoco porque los chicos han evolucionado un montón. Hay que seguir laburando. Poder colmar ese margen tiene que ser nuestra motivación. Los chicos tienen que entender que no por haber hecho un año bueno, dejando de lado un poco la facultad o las novias, tienen que aflojar. No lo pueden hacer, porque cuando lo hacés, se viene todo abajo. No es fácil llegar, pero es mucho más difícil mantenerse.

Se viene el Nacional de Clubes, un premio merecidísimo. Pero, siendo objetivo, llega en un momento en el cual Old Resian todavía no tiene la misma estructura que algunos clubes como Hindú, SIC o Belgrano Athletic. ¿Cómo se afronta?

Desde ya, es algo hermoso estar entre los 16 mejores equipos del país. Es mejor vivirlo que no vivirlo. Entre esos 16 equipos tenés monstruos no sólo a nivel juego y resultados, sino también a nivel de estructura y jugadores. Son equipos que toman los mejores 15 de 200. En cambio, nosotros tomamos los mejores 15 de 60. Hay una gran diferencia. Nosotros lo tenemos que afrontar, sin malentenderse, como una experiencia única, valorando la posibilidad de medirse con los mejores del país. Hay que tener una visión positiva. Va a ser difícil porque quizá pueda haber resultados muy adversos. Estos equipos son como los All Blacks. Si te desenchufás quince minutos, pueden meterte un try atrás de otro. Pero, a su vez, si estamos bien también podemos hacerle partido a todos. Tenemos que divertirnos más allá de lo que pase y no tenemos que olvidarnos de dónde venimos y adonde estábamos hace dos o tres años.

¿Cómo va a ser la estructura de trabajo de acá al debut ante Huirapuca?

El año es largo y hay que organizarlo en etapas, porque es difícil querer abarcar todo en muy poco tiempo. Lo que estamos haciendo ahora es tratar de recuperar el nivel de intensidad y dinámica que tuvimos el año pasado. Tenemos que hacer algunos cambios en la obtención. En el scrum por las nuevas reglas y en el line para acelerar un poco cuando juguemos contra Belgrano y Huirapuca, que tienen packs pesados. Es poco el tiempo. Vamos a tener que afianzar de nuevo la defensa. Vamos a trabajar en un sistema nuevo. Es una adaptación de lo que ya estábamos haciendo, pero hay que hacerlo más eficaz, siendo más disciplinados. En ataque también tenemos que modificar algunas cosas, pero seguir con la misma intención de tener una buena primera fase que logre un break o jugar sobre la línea de ventaja y quebrar defensas, para después tratar de hacer la cancha lo más ancha posible y, con las dos líneas de ataque, que nuestros jugadores clave o desequilibrantes puedan leer la situación. La idea es que todo el club juegue un rugby con lo que tiene adelante. Estamos en eso. Va a ser largo, pero tengo fe porque los chicos ya tienen incorporado un ADN. Si podemos mejorar eso, vamos a hacer un buen papel en el Nacional.

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