En Grantfield el árbol no tapa el bosque. A pesar de que la emoción y expectativa se puede palpar cuando uno se cruza con cualquier persona, los encargados de salir a la cancha tienen las cosas claras. Los triunfos ante Duendes y Estudiantes les abrieron una puerta, pero aún no la atravesaron. Por eso la cautela.

"Siempre supimos, de alguna manera, que no teníamos techo. Cuando estuvimos al límite de jugar la Reclasificación, la presión de jugar los partidos siguientes a ganar o ganar nos hizo bien. Salimos a jugar como si no hubiese un mañana. Sabíamos que, jugando al máximo de nuestras posibilidades, podíamos llegar lejos, aunque todavía nos falta un largo camino por recorrer", confesó Lucas Quaranta luego del éxito en Paraná.

- ¿Es difícil mantener los pies sobre la tierra en un momento tan especial?

- Particularmente creo que estamos cerca, pero todavía no logramos nada. Tenemos que tomar esta situación como si estuviéramos construyendo una pared: ladrillo por ladrillo. Si pensamos en el final del camino, no vamos a durar.

- ¿Cómo se hace para canalizar la presión y transformarla en una motivación?

- Trabajamos bien bajo presión. Nos ayuda. No es algo que nos preocupa.

- ¿Cuál creés que es la gran clave de este presente? Se logró una solidez que hace mucho tiempo no se veía.

- La clave para definir lo que está pasando, que todavía no se consumó porque falta muchísimo, es el compromiso y la unión que hay en el grupo. Tenemos un equipo muy parejo en todos los sentidos. Hemos mejorado muchísimo las formaciones fijas, que nos posibilitan llevar adelante nuestro juego desplegado, algo que no perdimos. Además, estructuramos un poco más el juego y eso nos dio contundencia. Tampoco me olvido de la defensa, que nos ha permitido ganar varios partidos. Es un aspecto importantísimo.

Foto: Leo Galletto/Unión de Rugby de Rosario