Old Resian no pudo cumplir su gran sueño. Sin embargo, con el correr de los días, los protagonistas comienzan a tomar dimensión de lo que consiguieron: disputar una final por primera vez en la historia. "Cuando llegamos a la cancha vimos un colectivo con los chicos cantando, disfrazados, con banderas y bombos. Desde ese momento, comencé a disfrutar cada minuto. No tenía nervios, sino mucha felicidad", cuenta Santiago Torroba cinco días después de la definición ante Duendes.

A su vez, agrega: "Cuando me cambiaron estuve quince minutos tratando de asimilar que se nos estaba escapando el partido, pero cuando terminó ya estaba tranquilo y muy feliz. En estos dos años en el club conseguí muchísimo. No había motivos para ponerse mal".

A pesar de no haber podido coronarlo, ¿sos consciente de lo que lograron construir?

Sí. Desde los últimos partidos ya se veia que algo se estaba engendrando. Yo lo viví en el colegio (San Bartolomé). Los chicos me miraban y hablaban de una forma especial. Estaban orgullosos del club. Si todo sigue así, estos chiquitos van a ser ganadores y se van a acostumbrar a ganarles a los mejores. Lo que se logró hay que medirlo con ellos, porque son el futuro.

¿Cómo te sentiste en el club en estos dos años?

No tengo más que palabras de agradecimiento para con toda la gente de Old Resian. Me abrieron las puertas de par en par y me hicieron sentir como en mi casa. Así como me gané un puesto en el equipo, también fui ganando grandes amistades. La gente es excelente. Tengo que agradecer el día en que 'Bacche' (Adrián Bacchella) me invitó a jugar porque acá aprendí muchísimo. La familia de Old Resian es hermosa.