Y al final llegó el gran día. El destino quiso que no fuera ante Jockey, porque tenía preparado algo más emocionante. Tenía razón. Old Resian obtuvo un triunfo agónico ante Gimnasia y Esgrima, por 21 a 18, con un penal de Víctor Jaef, que tuvo nervios de acero y, en la última jugada del partido, metió un bombazo desde mitad de cancha para desatar el interminable festejo tricolor.

Sin jugar del todo bien, el tricolor puso lo que tenía que poner y volvió a imponerse ante los mens sanas después de casi 20 años. Paradójico, pero ésta estuvo lejos de ser la mejor producción del equipo dirigido por Juan Manuel Queirolo y David Dinolfo. Pero qué poco importa en estos momentos, cuando se consigue la victoria con el tiro del final, después de haber bancado una parada muy brava.

En líneas generales, fue un partido muy luchado, donde ninguno de los dos pudo imponer su juego. Por eso la paridad en el resultado (la máxima diferencia fue de cinco puntos). Old Resian fue inteligente y aprovechó sus oportunidades en ataque. Así llegaron los tries de Ramiro y Juan Ignacio Cárcamo. Pero también tomó malas decisiones, no estuvo fino en las salidas y Gimnasia lo supo aprovechar.

La segunda etapa tuvo como protagonista principal a GER. El local tomó la iniciativa y se instaló en campo tricolor. Pero se topó con una defensa impenetrable, organizada, que defendió con uñas y dientes su ingoal. Así, con el correr de los minutos, el equipo de Wilde y Mendoza lograba hacerse más fuerte mentalmente. Pero necesitaba salir de la zona de peligro. Era imprescindible.

Old Resian, en el complemento, tuvo una gran virtud. Atacó muy poco, pero cuando lo hizo pudo sumar puntos. Sobre el final, Víctor Jaef empató el partido 18-18 con un penal a distancia. Luego, GER lo tuvo pero no lo aprovechó y, en la última pelota del partido, Germán Rabbia marcó un penal en mitad de cancha, frente a los palos.

No había tiempo para más. Había que patear y tirar la moneda. Si entraba, era victoria. Si salía, se terminaba. Si quedaba adentro, se venía el contragolpe de GER. Víctor Jaef acomodó la pelota, se concentró y le pegó fuerte. Fueron unos pocos segundos en los que se detuvo el mundo. Y al final, cuando los jueces de touch levantaron sus banderines, se desató la locura en el Parque Independencia.

"Lo que se merece, se merece", dijo David Dinolfo en la ronda final. Un premio al esfuerzo de todo el plantel. Por no bajar los brazos. Por creer hasta el final. Por soñar en grande. Ya no hay que mirar al pasado. Ya está sepultado. Hoy hay que mirar a futuro. Esto recién comienza. Todavía hay un largo camino por recorrer. A pensar en CRAI.