Desde chicos nos enseñaron que el rugby es un juego de caballeros, donde el referee siempre tiene la razón y, por más de que no estemos de acuerdo, debemos respetar sus decisiones.

Nos jactamos hablando del espíritu del rugby e intentamos diferenciarnos de otros deportes donde aseguramos que la tolerancia no se acerca a la que vivimos en el nuestro.

¿Estamos realmente actuando en consecuencia? Asumamos que somos nosotros mismos los que debemos defender los valores que tanto pregonamos.

Cuidemos el rugby. Eduquemos con el ejemplo a nuestros niños. El rugby es el juego del respeto. No miremos para otro lado, somos nosotros.